Hace unos días un conocido señor expresó que “‘Las políticas en África fracasan porque están basadas en la creencia errónea de que nuestra inteligencia es igual. Existe un deseo de igualdad, pero quienes tienen empleados negros saben que no es así’” y ““Todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es la misma que la nuestra, mientras todas las pruebas muestran que no es realmente así”.
La frase se oye, para decirlo en términos amables, políticamente incorrecta y podría pasar así sin más a engrosar las filas del folclor remanente de tiempos casi por desaparecer en los que declaraciones así de desafortunadas eran tomadas con seriedad por el común de la gente, si no fuera porque quien la dijo parecería tener acceso a información que puede justificar su expresión. Y es que se trata del Dr. James D. Watson, quien no solo es un científico, sino uno de los más prestigiados genetistas que existen. Entre los logros de este hombre se cuentan la obtención del modelo estructural y del mecanismo básico de funcionamiento de la molécula de ADN junto con Francis Crick.
El hecho de que sea precisamente un científico el que exprese los enunciados del primer párrafo nos hace, por lo menos, detenernos un poco a analizar el suceso. El hecho de que este científico sea un genetista nos hace pensar que su afirmación podría estar respaldada por rigurosos estudios científicos. Si así fuera, independientemente de lo racista o políticamente incorrecta que pueda parecer su afirmación, James Watson debería defenderla como un hecho y no como una opinión. El hecho de que haya pedido disculpas me hace pensar que no se trata de la conclusión de un estudio científico sino de una opinión personal.
En el blog Charlatanes hay una entrada bastante clara acerca de las implicaciones que para los detractores de la ciencia puede tener la anécdota de Watson. Pereque también hizo una entrada bastante bien documentada, en el blog Experiment-ando hay otra interesante entrada y Edgardo en su blog Lab-Journal da una interesante explicación a partir de la descripción del monero Calderón. Yo quiero aprovechar el caso para ilustrar lo fácil que es caer en la falacia de autoridad.
En el caso de las afirmaciones de Watson, la incorrección política de las mismas hizo que inmediatamente surgieran voces en todo el mundo y en diferentes ámbitos sociales atacándolas duramente. Muchos de quienes se apresuraron a contradecirlo son también científicos. Ni la afirmación inicial ni las negaciones de la misma son necesariamente afirmaciones científicas, aun cuando en ambos casos hayan sido expresadas por científicos. Si cualquiera de ellos afirma que lo que dice es una afirmación científica, está obligado a presentar evidencias que lo respalden. Watson, en su caso, tendría que comenzar por mostrar las definiciones que utilizó como base para su afirmación ¿Qué es inteligencia? ¿Cómo se mide? ¿Cómo se asegura de que los parámetros de medición no están sesgados a favor de alguna característica social o racial no relacionada con la inteligencia? A continuación tendría que mostrar el protocolo bajo el cual llevó a cabo las pruebas, el cual debe eliminar factores de decisión discrecional del evaluador al momento de otorgar la calificación de inteligencia a diferentes individuos. Para eso sería necesario utilizar un esquema de doble ciego. Posteriormente tendría que mostrar los resultados de las evaluaciones y el tratamiento estadístico de los datos obtenidos que respalden la validez de su afirmación. Aun habiendo mostrado todo ello, su afirmación estaría sujeta a revisión por otros expertos en el tema, ya sea en lo referente a la metodología o al proceso mismo.
La expresión “...quienes tienen empleados negros saben que no es así.” no respalda su afirmación y equivale a la expresión de Maussán (¿O era Mausan?) de “los que saben de física me van a entender”. Aun si una encuesta entre empleadores demostrara que estos respaldan la afirmación de que los empleados negros son menos inteligentes que los de otras razas, dicha afirmación seguiría careciendo de validez debido a que los que califican (los empleadores) lo hacen sabiendo cual es el color de la piel del sujeto al que evalúan. No habría forma de descartar que el prejuicio de los empleadores estuviera influyendo en el resultado de la evaluación. Hace unos años me tocó estar en una junta con varios ingenieros de Estados Unidos. El más brillante de todos era, a mi juicio, un ingeniero de raza negra que sorprendía con su conocimiento y la claridad de sus explicaciones. Aparte del hecho de que un solo caso es evidencia anecdótica (sin validez científica) ¿Cómo puedo yo saber que mi propio deseo liberal de demostrar que un negro puede ser más inteligente que un blanco no fue lo que me hizo notar exageradamente la brillantez de ese en particular? Mi percepción no puede ser la base de una afirmación así. Se necesita un sistema de evaluación que sea objetivo al juicio de cualquier investigador independiente.
Pero, Watson es un científico ¿No se supone que sabe de lo que habla?
Por supuesto que sí. Se supone. Sin embargo cuando hace afirmaciones sin el riguroso respaldo del método científico su dicho deja de ser una afirmación científica. La autoridad no la tiene por ser un científico, sino por hacer afirmaciones basadas en investigación. Lo demás son opiniones o especulaciones que podrían estar mejor informadas que las que hacemos cualquiera de nosotros, pero que en términos reales carecen de cualquier especial validez que pueda atribuirse a la persona que las expresó.
La frase se oye, para decirlo en términos amables, políticamente incorrecta y podría pasar así sin más a engrosar las filas del folclor remanente de tiempos casi por desaparecer en los que declaraciones así de desafortunadas eran tomadas con seriedad por el común de la gente, si no fuera porque quien la dijo parecería tener acceso a información que puede justificar su expresión. Y es que se trata del Dr. James D. Watson, quien no solo es un científico, sino uno de los más prestigiados genetistas que existen. Entre los logros de este hombre se cuentan la obtención del modelo estructural y del mecanismo básico de funcionamiento de la molécula de ADN junto con Francis Crick.
El hecho de que sea precisamente un científico el que exprese los enunciados del primer párrafo nos hace, por lo menos, detenernos un poco a analizar el suceso. El hecho de que este científico sea un genetista nos hace pensar que su afirmación podría estar respaldada por rigurosos estudios científicos. Si así fuera, independientemente de lo racista o políticamente incorrecta que pueda parecer su afirmación, James Watson debería defenderla como un hecho y no como una opinión. El hecho de que haya pedido disculpas me hace pensar que no se trata de la conclusión de un estudio científico sino de una opinión personal.
En el blog Charlatanes hay una entrada bastante clara acerca de las implicaciones que para los detractores de la ciencia puede tener la anécdota de Watson. Pereque también hizo una entrada bastante bien documentada, en el blog Experiment-ando hay otra interesante entrada y Edgardo en su blog Lab-Journal da una interesante explicación a partir de la descripción del monero Calderón. Yo quiero aprovechar el caso para ilustrar lo fácil que es caer en la falacia de autoridad.
En el caso de las afirmaciones de Watson, la incorrección política de las mismas hizo que inmediatamente surgieran voces en todo el mundo y en diferentes ámbitos sociales atacándolas duramente. Muchos de quienes se apresuraron a contradecirlo son también científicos. Ni la afirmación inicial ni las negaciones de la misma son necesariamente afirmaciones científicas, aun cuando en ambos casos hayan sido expresadas por científicos. Si cualquiera de ellos afirma que lo que dice es una afirmación científica, está obligado a presentar evidencias que lo respalden. Watson, en su caso, tendría que comenzar por mostrar las definiciones que utilizó como base para su afirmación ¿Qué es inteligencia? ¿Cómo se mide? ¿Cómo se asegura de que los parámetros de medición no están sesgados a favor de alguna característica social o racial no relacionada con la inteligencia? A continuación tendría que mostrar el protocolo bajo el cual llevó a cabo las pruebas, el cual debe eliminar factores de decisión discrecional del evaluador al momento de otorgar la calificación de inteligencia a diferentes individuos. Para eso sería necesario utilizar un esquema de doble ciego. Posteriormente tendría que mostrar los resultados de las evaluaciones y el tratamiento estadístico de los datos obtenidos que respalden la validez de su afirmación. Aun habiendo mostrado todo ello, su afirmación estaría sujeta a revisión por otros expertos en el tema, ya sea en lo referente a la metodología o al proceso mismo.
La expresión “...quienes tienen empleados negros saben que no es así.” no respalda su afirmación y equivale a la expresión de Maussán (¿O era Mausan?) de “los que saben de física me van a entender”. Aun si una encuesta entre empleadores demostrara que estos respaldan la afirmación de que los empleados negros son menos inteligentes que los de otras razas, dicha afirmación seguiría careciendo de validez debido a que los que califican (los empleadores) lo hacen sabiendo cual es el color de la piel del sujeto al que evalúan. No habría forma de descartar que el prejuicio de los empleadores estuviera influyendo en el resultado de la evaluación. Hace unos años me tocó estar en una junta con varios ingenieros de Estados Unidos. El más brillante de todos era, a mi juicio, un ingeniero de raza negra que sorprendía con su conocimiento y la claridad de sus explicaciones. Aparte del hecho de que un solo caso es evidencia anecdótica (sin validez científica) ¿Cómo puedo yo saber que mi propio deseo liberal de demostrar que un negro puede ser más inteligente que un blanco no fue lo que me hizo notar exageradamente la brillantez de ese en particular? Mi percepción no puede ser la base de una afirmación así. Se necesita un sistema de evaluación que sea objetivo al juicio de cualquier investigador independiente.
Pero, Watson es un científico ¿No se supone que sabe de lo que habla?
Por supuesto que sí. Se supone. Sin embargo cuando hace afirmaciones sin el riguroso respaldo del método científico su dicho deja de ser una afirmación científica. La autoridad no la tiene por ser un científico, sino por hacer afirmaciones basadas en investigación. Lo demás son opiniones o especulaciones que podrían estar mejor informadas que las que hacemos cualquiera de nosotros, pero que en términos reales carecen de cualquier especial validez que pueda atribuirse a la persona que las expresó.